miércoles, 10 de julio de 2002

Concierto en Boiro (Galicia)


La 'Brisa de Esperanza' de Nuria Fergó cubrió a más de 6.000 personas en Boiro

SUSO SOUTO\BOIRO

Amenazaba lluvia todo el día, pero una malagueña, Nuria Fergó, prometía triunfar con una Brisa de esperanza. Llegó a la casa da cultura, donde firmó autógrafos hasta la saciedad y se dejó fotografiar incluso por el alcalde, Jesús Alonso.

Cuatro jóvenes del club de fans local la esperaron con pinturas de guerra en la frente desde media tarde. Y tuvieron suerte. Alonso bromeó con la artista: "cuando hagas una pausa voy a pedir que levanten la mano los que se quieran casar contigo''. Ella contestó ruborizada: "alcalde, no haga eso''.

Fuera la esperaban, en la avenida da Constitución, más de 6.000 personas. Enfundada en un vestido dorado, apareció primero su voz. Entonaba el Nada soy sin ti. Fueron casi dos horas de entrega mutua con 17 temas y tres bises. Eso sí, a unos 200 metros de un escenario de 14, su disco se vendía clandestino en el Top-Manta.

Sus contoneos tenían eco; su sonrisa contagiaba. Sus palabras, pocas, repletas de gratitud a todo y a todos. A las dos de la madrugada se subió a una furgoneta negra y se fue, tan sonriente como había llegado, al hotel Río Azor de Ribeira.

Era el primer desembarco estival de una académica en el Área de Compostela. Lo que viene (Rosa, Bisbal y Chenoa en Cambados) puede ser divino de la muerte.

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Duende en el parque de A Cachada

La cantante de «Operación Triunfo» Nuria Fergó logró congregar a unas 9.000 personas durante su actuación en Boiro

Boiro se vio arrollado por el arte y el duende de la andaluza Nuria Fergó.

Ante un recinto abarrotado hasta reventar, la chica de «Operación Triunfo» desplegó en la noche del martes un repertorio de canciones en el que combinó los éxitos de su disco «Brisa de Esperanza» con versiones de otros artistas. Fue tal la muchedumbre concentrada en A Cachada -9.000 personas, según la Policía Local-, que alguna fan se perdió el final de los 70 minutos de concierto víctima de un desmayo.

Caían unas tímidas gotas cuando, a la una menos cuarto, la cantante de Operación Triunfo apareció por fin en el escenario. Había estado orballando a lo largo del día, y asistir a un concierto pasado por agua era, por desgracia, una posibilidad bastante probable. Pero la amenaza no se llegó a consumar.

La aparición de la andaluza Nuria Fergó fue, más que nunca, una brisa de esperanza que trajo a Boiro los aires cálidos del sur de la península.
Puede que a subir la temperatura de la noche ayudase la muchedumbre congregada. La gente no esperó a oír los cantos de sirena de la Fergó para abarrotar el recinto, y ya una hora antes había frente al escenario una muralla imposible de atravesar.

A falta de suelo donde plantar los pies, hubo gente en las ventanas, encima de los coches y contenedores, subida al novio o al papá de turno... Incluso las ramas de un árbol del parque tuvieron que sostener el peso de un aficionado a las bebidas espirituosas un poco pasado de vueltas...

Nuria abrió con Nada soy sin tí , último corte de su disco; y, tras cantar otra pieza, saludó al público con ese deje tan suyo: «¡Buenas noches, Boiro! ¡Estoy encantá de estar en esta tierra que es tan bonita y que tiene tanto verde!». Y los oriundos de la tierra bonita y verde ovacionaron con estrépito a la chica de 23 años.

Entre sus fans más pequeñas hubo quien se sumió entonces en un ataque de histeria; y, entre los más talluditos, quien soltó algún halago que sería impropio repetir en letra impresa...

Versiones y piezas propias

El concierto fue una mezcla entre las canciones incluidas en su disco y versiones de artistas conocidos, como Noches de bohemia (Navajita plateá), Sin miedo (Rosana), Acuarela (Toquinho) y Sevilla (Arturo Pareja Obregón): canción ésta que Nuria cantó sentada cual cantautora flamenca.

Uno de los momentos más aplaudidos del recital tuvo lugar cuando Nuria se encaramó en lo alto del escenario para versionar la conocida No me importa nada de la gallega Luz Casal. Quienes se habían demorado antes en llegar al recinto pudieron divisar al fin el metro setenta centímetros de la andaluza -aumentados en un buen puñado por los tacones de sus zapatos-, y entre el público aparecieron los destellos de algún que otro mechero.

Tras otras dos canciones y un amago de despedida, Nuria cantó las tres últimas piezas de la noche. Entre ellas, la copla Ojos verdes (de Rafael de León) con la que la andaluza tocó el techo de su arte.

Pero el recital ya no daba para más y, a las dos menos diez, el concierto remató con la pieza Brisa de esperanza . Justo a tiempo: algunos asistentes, cansados de tanto duende, ya pedían la Rianxeira .